Fecha: 8-Mayo-2011
En dirección al Monasterio de Iranzu, en donde ya he estado varias veces, descubrimos una pista que atravesando una regata nos eleva en pocos metros a lo alto del valle desde donde se divisan los pueblos de la zona, aunque no se ve mucho más. Aves de rapiña y cántico de pájaros. La tranquilidad es absoluta, sólo rota súbitamente por el paso de una moto de cross.
Por aquello de que mi madre quiere ir a misa, bajamos al Monasterio, pero obviamente no hay misa, se hace a las mañanas. Lástima no poder quedarse por allí más tiempo a dar un paseo, pues el día acompaña.
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